Archivo -enero 2013

Donde comprar antigüedades en Lisboa

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Los apasionados de las antigüedades de toda índole, que esperan descubrir tesoros olvidados ocultos en los graneros portugueses, tienen una cita ineludible con las tiendas de la calle que se extiende recorriendo el Bairro Alto y llega hasta la plaza del Rato (rua da Misericorida-Pedro V- Escola Politécnica) y la rua de Sao Bento. Y, desde luego, el rastro semanal de la feria da Ladra.

1.º Depósito de Marinha Grande:

Se encuentra situado en rua Sao Bento, números 234-242 y 418-420. En la primera de estas tiendas, hay todo tipo de objetos hechos de cristal, en todos los tamaños y colores: vasos, botellas, frescos, botellines, jarras, floreros, pantallas de lámparas, bocales, accesorios de química, palmatorias ei nlcuso ventosas para uso en medicina  …

En la misma calle, la segunda tienda es en realidad un anexo añadido  a la decoración interior y el diseño es mucho más audaza. Un festival de transparencia y reflejos de luz.

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El Museu da Cidade

El Museu da Cidade se encuentra en Campo Grande, 245 (Metro Campo Grande; autobuses números 36, 47 y 750). Abre de martes a domingo entre las 10.00 y las 13.00 horas y entre las 14.00 y las 18.00 horas. Cierra los festivos. La entrada general cuesta dos euros, si bien hay descuentos (menores de 14 años y poseedores de la Lisboa Card entran gratis) y, además, los domingos  por la mañana la visita es gratuita.

El Palacio Pimenta fue construido por Joao V para alojar a su amante, la madre Paula, una monja del cercano cnoveneto de Odivelas. Cuando quedó terminado, a mediados del siglo XVIII, ocupaba un entorno apacible rural. Hoy en día se ve acosado por el denso tráfico de Campo Grande y por un paso a nivel.  No obstante, el palacio conserva su encanto, y el Museo de la Ciudad aquí instalado desde 1979 es de los más interesantes de la capital lusa.

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El Aqueducto das Aguas Livres

El Aqueducto das Aguas Livres es uno de los monumentos más bellos de Lisboa y desde el año 2002 es un Monumento Nacional. Está impresionante estructura atraviesa el valle de Alcántara, al noroeste de la ciudad. La mejor vista se obtiene desde Calcada da Quintinha.

La necesidad de construir un nuevo acueducto  en Lisboa dio a Joao V el pretexto ideal para entregarse a su pasión por los proyectos faraónicos, ya que la única zona con agua potable era el barrio de Alfama.

Este ambicioso proyecto se financió con un impuesto especial sobre la carne, el vino, el aceite de oliva y otros productos alimenticios y, aunque no se completó hasta el siglo XIX, en 1748 ya abastecía de agua a la capital portuguesa.

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El Mirador de San Pedro de Alcántara

Recomiendo acudir a los miradores de Lisboa para disfrutar de unas vistas panorámicas y conocer un punto de vista diferente de la capital portuguesa. Uno de los miradores más destacados es el de San Pedro de Alcántara. Se encuentra en la Rua de San Pedro Alcántara. Se puede llegar por autobús (número 758) o tranvía (número 58).

Este mirado ofrece una bella panorámica de la zona este de Lisboa, al otro lado del barrio de la Baixa. Un plano dibujado sobre azulejos y convenientemente instalado en la balaustrada permite localizar con facilidad los monumentos.

El panorama abarca desde las murallas del Castelo de Sao Jorge, que aparece rodeado de árboles en una colina hacia el sureste, hasta la iglesia del siglo XVIII, de Penha de Francia, al noroeste.

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Funiculares y ascensores en Lisboa

En Lisboa, podemos coger varios funiculares (elevadores) y un ascensor para desplazarnos por sus calles. Pequeños, anticuados, parecen juguetes de principios del siglo XX, pero resultan útiles, tanto a los lisboetas como a los turistas, para llegar a las pensiones que se encuentran en la parte alta de la ciudad. Se puede acceder con los billetes válidos en la red de Carris y con la Lisboa Card. Pagar a bordo sale bastante más caro.

1º. Funicular do Lavra:

Está abierto todos los días entre las 7.00 y las 21.00 horas, salvo los domingos que abre de 9.00  a 21.00 horas. Es el funicular más antiguo (data de 1884) y el menos conocido. Enlaza las inmediaciones de la avenida da Liberdade con los viejos barrios situados al este de Restauradores. Permite acceder al jardim do Torrel.

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Momentos inolvidables en Lisboa

En Lisboa, el turista puede disfrutar de varios momentos inolvidables. En este caso, os voy a dejar una serie de esos instantes del viaje a la capital lusa que no olvidaremos.

1º. El barrio de la Alfama:

Ver como los tejados de este barrio cambian de color, al igual que el río Tajo, desde el mirador  de Santa Luzia mientras se espera la llegada de la noche.

2º. El desayuno:

Tomar el desayuno en la barra de uno de los numerosos cafés donde, desde muy temprano, por la mañana, se dan cita, los lisboetas (un buen café, un zumo de naranaja y un pastel) y observar como pasa la vida alrededor.

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Preguntas sobre el viaje a Lisboa

A la hora de realizar el viaje a Lisboa aparecen una serie de cuestiones frecuentes. Se trata de responderlas para que nos sirvan de guía en nuestra estancia en la capital de Portugal.

1º. ¿ Cuál es la mejor época para ir a Lisboa?:

El clima en Lisboa es agradable durante todo el año, salvo en pleno invierno. Las mejores épocas son la primavera y el comienzo de otoño. Gracias a los vientos del litoral las temperaturas suelen ser bastante suaves.

2º. ¿ Qué es lo que no hay que perderse?:

Un fado en el barrio de Alfama; un vino en Bairro Alto; descubrir la Torre de Bélem y el Mosterio dos Jerónimos; la subia al castelo Sao Jorge; la visita matinal al Oceanário del parque de las Naciones y el ineludible Museo Calouste-Gulbenkian.

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El Oceanário de Lisboa

El Oceanário de Lisboa se encuentra en pleno Parque de las Naciones. Abre todos los días desde las 10.00 a las 20.00 horas (19.00 horas en invierno). La entrada general cuesta 16 euros, si bien hay descuentos para familias, niños, ancianos y con la Lisboa Card.

Instalado sobre el agua, en el antiguo estanque de los Olivais, este gigantesco navío imaginario, con tejado de cristal ondulado que sugiere el movimiento de las aguas, fue concebido por el arquitecto estadounidense Peter Chermayeff. El Oceanário de Lisboa es, sin duda alguna, el intento más audza y logrado de la Expo de 1998.

En el estanque central, que contiene el equivalente de cuatro piscinas olímpicas, nadan peces de alta mar como tiburones, rayas gigantes, tortugas, etc. De pronto, pasa un enorme «pez luna», una especie que procede de la noche de los tiempos, y provoca escalofríos hasta en el más aguerrido de los visitantes.

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