En la capital de Portugal, los cafés son una parte muy imporante de su historia: lugares de reunión donde se filosaba sobre lo humano y lo divino o se conspiraba según vinieran las aguas de la política. Desgraciadamente, ya no quedan muchos. Las nuevas modas exigen otro tipo de lugares y, sin embargo, los más clásicos todavía siguen contando con un fiel clientela.
1º. Brasileira (Rua Garret, 120):
Fundado en 1905 como tienda especializad en la venta de café brasileño, en los años veinta y treinta se convirtió en el punto de encuentro de los artistas de la época. Hoy sigue conservando su precioso marco de maderas nobles y espejos y su ambiente tranquilo.