El Monasterio de Sao Vicente de Fora

El Monasterio de Sao Vicente de Fora fue construido en el lugar donde se ubicaba un antiguo monasterio del siglo XII dedicado a San Vicente. Durante mucho tiempo se dijo que era original del italiano Filippo Terzi, pero se ha podido probar que éste utilizó unos planos del español Juan de Herrera.

Cosa bastante probable si tenemos en cuenta que el conjunto era un encargo del rey de España, Felipe II. Los trabajos fueron dirigidos por los arquitectos Pedro Nunes Tinouco y Leonardo Turriano y se prolongaron desde 1582 hasta 1629.

La visita se puede dividir en dos partes, por un lado la iglesia (entrada gratuita) y por otra el monasterio, se accede desde el atrio, a través de un patio con una fuente, y cuya entrada ya es de pago.

La iglesia abre desde las 10.00 a las 18.00 horas. De estilo manierista, su fachada, precedida por una gran escalinata, está dividida en cinco paños decorados con esculturas que representan a San Vicente, San Agustín y San Sebastián (en la primera planta), San Norberto y San Bruno (en la segunda parte), y a San Antonio y San Domingo de Guzmán a ambos lados de las arquivoltas del portal.

Además, en la iglesia hay que fijarse en la nave de planta de cruz latina, la bóveda de cañón, el altar mayor, la cúpula, el órgano y la capilla de la Virgen del Pilar.

Luego, acudiremos al monasterio que abre desde las 10.00 a las 18.00 horas. Una vez en el interior, se verá en primer lugar la antigua cisterna, el espectáculo si coincide la visita con un día de lluvia es impresionante. En la planta superior, sobresalen los dos patios que están separados por la sacristía, donde hay que contemplar su abigarrada decoración. También destaca el bello claustro derecho.

Desde el claustro izquierdo se accede al Panteón de la dinastía Braganza. Aquí están las sepulturas de reyes e infantes de esta casa. Asimismo, en la sala contigua están las tumbas, todas idénticas, de los patriarcas de Lisboa.

Por último, antes de dar terminada la visita, hay que subir a las torres, primero por ver los azulejos que decoran la escalera, similares a los de los patios, y luego por las vistas que se tienen desde la terraza.

Foto vía Lisbon Portugal