Lo que no hay que perderse en un viaje a Lisboa

Lisboa tiene vocación de capital, es una ciudad cosmopolita como quizá no la hay en toda la Península Ibérica. La mezcla de culturas de todos los rincones donde llegaron las naves portuguesas y del resto del país, hacen su visita imprescindible para comprender Portugal.

Cuando se dispone de poco tiempo y se quiere el máximo partido de la visita a Lisboa, esto es lo esencial que no debemos perdernos:

  • Coger el tranvía (eléctrico), un funicular o el elevador y subir a alguna de las colinas de la ciudad, para contemplar el puzzle que la ciudad conforma desde sus muchos miradores.
  • Dejarse llevar por el fado, especialmente en el Barrio Alto, y si la saudades no se impregna ayudarse con unas ginjinhas, el licor capitalino a base de guindas.

  • Comerse al menos un pastel de cada una de las variedades de la Pastelería de Belem, acompañado de un bico (cafés portugués).
  • Visitar el Museu de Arte Antiga, el mejor museo de la ciudd y posiblemente del país. Ofrece un panorama completísimo de la historia de arte internacional, con especial atención al arte luso.
  • Visitar algunos de los palacios o quintas de los alrededores de Lisboa, como Queluz, el Palacio de Fronteira o preferentemente, la Quinta del Palacio de Regaleira.
  • Un visita a los alrededores de Lisboa, sobre todo, Sintra y Cascais, destinos a los que se llega cómodamente en tren y en breve tiempo.
  • Pasar una jornada en la Fundación  Calouste Guibenkian, un ejemplo de museo contemporáneo pensado para el disfrute y el placer del visitante.
  • Pasear por alguno de los muchos jardines llenos de historia y de naturaleza, especialmente sus tres jardines botánicos oficiales, y algún otro de igual interés

Foto vía Diario del Viajero