En la capital de Portugal, los cafés son una parte muy imporante de su historia: lugares de reunión donde se filosaba sobre lo humano y lo divino o se conspiraba según vinieran las aguas de la política. Desgraciadamente, ya no quedan muchos. Las nuevas modas exigen otro tipo de lugares y, sin embargo, los más clásicos todavía siguen contando con un fiel clientela.
1º. Brasileira (Rua Garret, 120):
Fundado en 1905 como tienda especializad en la venta de café brasileño, en los años veinta y treinta se convirtió en el punto de encuentro de los artistas de la época. Hoy sigue conservando su precioso marco de maderas nobles y espejos y su ambiente tranquilo.
2º. Café da Nicola (Rua 1º de Dezembro, 35):
Uno de los cafés más famosos de Lisboa ya que fue uno de los pioneros en las tertulias literarias. Se inauguró en 1922. Tras cerrar durante un largo período, este café fue objeto de una gran reforma y volvió a abrir las puertas con motivo de la Expo’98.
3º. Versailles (Avenida da Republica, 15 A):
Se trata de un café inaugurado en 1922, al estilo de las pastelerías parisinas, que por no haber sido escenario de tertulias y otros eventos artísticos no goza de la misma fama que otros similares y, sin embargo, presenta un marco que nada tiene que envidiar a los más conocidos. Cuenta con una decoración modernista muy bonita en la que se aprecia una cierta influencia francesa.
4º. Martinho da Arcada (Praca do Comercio, 3):
Fundado en 1782, con el nombre de Casa da Neve, este café es uno de los más antiguos de la capital y, entre otros méritos, tiene a gala haber sido el preferido de uno de los mayores estudiosos y amantes de Lisboa, Fernando Pessoa.
Reformado hace unos años, una parte se ha destinado a restaurante mientras se ha dejado otra pequeña sala para bar y café con unas cuantas mesas en la terraza que se monta bamo los arcos. Incluso tras la reforma sigue manteniendo el viejo estilo.
Foto vía Mistura de Afectos