El Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém se ubica en el barrio de Belém, en la Praça do Imperio. Se trata de unos mayores iconos de Lisboa. No en vano, ha sido declarado, junto con la Torre de Belém, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
Abre desde las 10.00 a las 17.00 horas todos los días, excepto los lunes y los festivos. Se realizan visitas guidas de martes a viernes con reserva. La entrada cuesta tres euros, además la entrada es gratuita los domingos antes de las 14.00 horas así como todos los días con la Lisboa Card.
El edificio fue mandado construir por el rey Manuel I el Afortunado en 1496 y quedó en cierto modo «postergardo» con el regreso de Vasco da Gama de las Indias y las prodigiosas riquezas que trajo consigo. Las obras duraron más de un siglo.
Cabe calificar a la iglesia, junto al monasterio de Tomar, de obra maesra de estilo manuelino. Encuadrado por dos magníficas ventanas, el pórtico meridional, con profusión de ornamentación vegetal y un festival de cavidades labradas y decoradas con estatuas, fue ideado por el arquitecto Boytac. En lo alto, destaca la la estatua de Enrique el Navegante.
El pórtico de poniente se halla en parte oculto por el alargado edificio que le fue añadido en el siglo XIX a modo de imitación trabajada de la iglesia. Entre la profusión de detalles góticos, se distinguen a un lado y otro, de la puerta conopial, las figuras del rey Manuel y su esposa.
En el interior, la nave es de una asombrosa audacai arquitectónica. Se halla sostenida sólo por columnas muy finas y labradas, en contra de todas las técnicas vigentes en la Europa de la época. Asimismo, sobresale la decoración que reviste los pilares y la magnífica bóveda nervada en forma de red de pesca. Alí se hallan las tumbas de Vasco da Gama y de Luis de Camöes.
Por último, al claustro se accede por el pórtico de poniente. Patio de palacio más que claustro, es uno de los más ricos del mundo por la increíble profusión de detalles y la exuberancia de la ornamentación a base de motivos vegetales. En la pared del fondo, un sencillo bloque de granito es la lápida de la tumba donde reposa Fernando Pessoa.