Las autoridades del Ayuntamiento de Lisboa hartas de perseguir a los grafiteros durante arios años optaron por usar su trabajo por todos los rincones de la ciudad, lo que ha llevado a que sea una de las ciudades referentes del ámbito europeo en lo que a cultura urbana se refiere.
De este modo, artistas grafiteros decoran edificios, monumentos, calles con sus obras, que se han erigido en uno de los principales atractivos turísticos de la capital lusa, formando parte incluso de los programas de turismo oficiales para sorpresa de los visitantes.