Si una bebida es típica de Lisboa es la ginja. Se trata de un aperitivo a base de guindas que se toma sober todo en las típicas ginijinhas de la ciudad. Algunas, minúsculas, sólo sirven ginja, eduardinho (otro aperitivo) y vino, a veces directamente de las barricas.
Por lo general suelen hallarse en los barrios populares, pero también las hay en los más turísticos (rua da Mouraria, largo Sao Domingo) y huelen a viejo mostrador y serrín. En cuanto a la ginja propiamente dicha se puede comprar un poco en todas partes, sobre todo en la rua das Portas de Santo Antao, en el número 7. Hay distintas marcas que se reparten el mercado.
También os podéis aprovisionar de oporto, moscatel, amendoa amarga (licor de almendras), macieria (estomacal), aguardente, e incluso absetna (absinto), sin olvidar las numerorisísimas variedades de vinos portugueses.
La rua do Arsenal está, en este sentido, muy bien provista con sus seductores escaparates, detrás de los cuales encontraréis también todas las clases de bacalhau. Son tiendas con un ambiente y un olor particulares. Si queréis una penca de bacalao desecado, basta pedir unas postas bien gruesas y os las envolverán.
Para una búsqueda exhaustiva en materia de caldos y espiritosos, preguntad en las tiendas Napoleao, rua dos Franqueiros, 70, en La Baixa, o la rua da Misericordia, 121, en Barrio Alto.
Si buscías el chorizo alentejano como jamón y quesos del país, sin olvidar los vinos y la afamada mermela de membrillo, lo mejor es acudir a Manuel Tavares, una centenaria charcutería ubicada en la rua da Betesga, 1, en La Baixa.
Por último, os recomiendo acudir a Coisas do Arco do Vinho (rua Bartolomeu Dias, Loja 7/8) si os gusta el vino portugués. Además de vino, vende espléndidos aceites de oliva, tarros de fruta en vino de Oporto o la última novedad que hace agua las bocas de los lisboetas: la tapenade.
Foto vía MJA