En los inicios, el picante pollo piri piri (guindilla) reinaba en las cocinas lisboetas. Pero, con tantos diseñadores brillantes, chefs creativos y productos de primera, no es de extrañar que la gastronmía de la capital lusa se haya renovado con las tendencias más modernas.
Las sardinas asadas en las calles empedradas de Alfama y los pasteis de nata (tartaletas de crema) en anticuados cafés, siguen siendo deliciosos, pero hay que reservar espacio para nuevas tentaciones en locales famosos y restaurantes de sushi estilo zen.
En el Bairro Alto, Alfama y la Baixa se come a menudo al aire libre. El menu do dia suele ofrecer platos a buen precio. Entre los locales clásicos genuinamente portugueses destacan Cervejaría Trindade con su espumosa cerveza y caldereta de bogavante; las interpretaciones mediterránea de O Barrigas y el sensual Pap’Acorda con el plato que le da nombre, la acorda (caldereta de marisco y pan).
El Bairro Alto, Chiado y Doca de Alcantara ofrecen de todo, desde auténticos baltis indios hasa antipasti italianos. Tamarind hará las delicias de los paladares exóticos con especias lindas, y el ultramoderno Nood con sus especialidades japonesas.
Por otra parte, las papillas gustativas bailarán un tango con el bistec argentino de Café Buenos Aires o con el cordero marroquí de Viagem de Sabores. En el portuario Estado Líquido se puede degustar sushi o recibir un masaje en los pies mientras se escucha la música house que pincha el DJ.
Una nueva ola de chefs estelares revoluciona los fogones con juguetonas texturas y sabores estacionales. Entre estas cocinas celestiales se encuentran la de Olivier Avenida, Panorama Restaurante del Sheraton o Eleven. Junto al río, Bica do Sapato de John Malkovich ofrece cocina innovadora y diseño de la era espacial.
Por lo tanto, en Lisboa podremos disfrutar de una rica y variada gastronomía durante nuestro viaje allí.
Foto vía Lisboando