En Largo de Santa Cruz do Castelo, se encuentra la iglesia de Santa Cruz do Castelo, cuya primera edificación fue coetánea de la reconquista de Lisboa, en el año 1147. El edificio actual fue reconstruido en 1776, tras el terremoto que tuvo lugar en 1775.
Parroquia de una zona surgida al amparo de las saeteras y garitas del Castelo de Sao Jorge, junto con su plaza aledaña constituye el centro de uno de los más curiosos barrios lisboetas, caracterizado por sus portales góticos, sus casas del siglo XVII y sus calles irregulares y silenciosas propias de un pequeño burgo medieval.
Esta iglesia, de líneas simples y sobrias, está dividida en su fachada por varias pilastras que forman tres lienzos: el central más ancho se sabre en la parte baja por la única portada; la corona una cornisa sobre la que se abren tres ventanales; el central, sobre la puerta, está más trabajada. En lo alto se halla un frontón. La fachada lateral que da a la plaza está dividida en dos niveles por una cornisa; el nivel superior se abre en varias ventanas.
El interior de la iglesia es de una sola nave. Conserva en la capilla mayor una esbelta imagen gótica que representa la Santísima Trinidad, así como una valiosa pintura de mediados del siglo XVI que representa el Descendimiento de Cristo.
También el templo guarda una singular estatua de madera articulada, que representa a Sao Jorge, imagen que provoca una gran devoción popular y que es uno de los objetos esenciales en la tradicional procesión del Corpus.
Entre las pinturas merecen especial atención una tela tenebrista del siglo XVII , dedicada al tema del Buen Samaritano y un lienzo dieciochesco de Pedro Alexandrino que evoa la Última Cena.
En definitiva, una bonita iglesia que se puede visitar en unas horas durante un paseo por el centro de Lisboa.
Foto vía Panoramio