Un euro por cada turista que llegue al aeropuerto o al puerto de Lisboa y otro euro por cada pernoctación en la capital de Portugal entrarán en vigor a partir de 2015 y 2016, respectivamente.
De la tasa por pernoctación, que estará vigente hasta 2019, se encuentran exentos los niños y solo se aplicará a las primeras siete noches de estancia en Lisboa.
Estos dos nuevos impuestos proporcionarán a las arcas de la principal ciudad del país en torno a 16 millones de euros anuales desde el 2016. Un dinero que es más necesario que nunca en estos timpos de crisis. Si bien no todos ven con buenos ojos estas medidas.
Todo ello ha puesto en pie de guerra al poderoso sector hotelero, uno de los motores de la creación de empleo. Consideran que les pueden perjudicar en sus negocios y ser una medida contraproducente. La polémica está servida.
No obstante, para las autoridades locales, el dinero ha pesado más que el riesgo de fracasar en la implantación de este discutido impuesto, como sucedió con la «ecotasa» que hace unos años puso en marcha el Gobierno de las islas Baleares (España) y que acabó por derogar finalmente.
La Alcaldía de Lisboa, actualmente encabezada por el socialista António Costa, ha asegurado que el fin de ambas tasas pasar por sufragar nuevos proyectos turísticos sin subir los impuestos a los habitantes de la capital de Portugal.
De las dos tasas anunciadas, la que más rechazo ha provocado es la de las pernoctaciones, un impuesto que estaría vigente en un primer momento hasta 2019, del que estarán exentos los niños y que solo se aplicará a las primeras siete noches de estancia en la cudad.
El momento para lanzar el impuesto es ideal para las arcas municipales, dado que la capital portuguesa, etiquetada como melancólica y decadente, está en pleno proceso de renacimiento.
Foto vía Visit Lisboa