Conocer la Lisboa de los siglos XVI y XVII a través de once de sus iglesias se puede conseguir completando dos rutas o «itinerarios de la fe» que brindan una singular perspectiva arquitectónica, pictórica e espiritual de la capital lusa.
Los recorridos por las iglesias lisboetas reflejan una convulsa época de la ciudad, la de su gran esplendor en los siglos XVI y XVII, y la de su reconstrucción tras el trágico terremoto que destruyó Lisboa en 1755.
La influencia de los Jesuitas se ve claramante en las rutas de las iglesias, en una época en la que Portugal era uno de los principales motores comerciales del mundo merced a sus notables posesiones ultramar.
La iglesia de São Nicolau, ubicada en la Baixa, forma parte de una de las rutas que también incluye las de Conçeição Velha, Madalena, Vitória y Nossa Senhora da Oliveira.
Las visitas enseñan un contexto histórico de las fundaciones de las iglesias, inclusive pasando por sus reconstrucciones después del terremoto de 1755, que afectó a todas estas iglesias de la Baixa.
Además, en «Itinerarios de la fe», nombre con el que se ha bautizado esta ambicioa iniciativa, se conocerán templos del popular Chiado, como la Iglesia de São Pedro de Alcântara, São Roque, la Capilla de Ordem Terceira do Carmo, la Iglesia de Santo Sacramento, Basílica dos Marques y la iglesia de Nossa Senhora da Encarnação.
Uno de los puntos más destacados es la Iglesia de São Roque, que dispone de un techo pintado en madera de estilo manierista de 1570, diseñado por el arquitecto español Francisco Venegas. Se trata de algo único pues es una de las escasísimas estructuras superviviente del terremoto de 1755, que destruyó gran parte del patrimonio de Lisboa.
De esta iglesia también sobresalen sus capillas, de suntuoso estilo barroco, reflejo del poderío que tenía en la época Portugal, entonces enriquecido por el oro de su colonia Brasil.
De esta capitallas, destaca la de São João Baptista, considerada una obra única del arte europeo del siglo XVIII, hecha por encargo del rey João V y construida por los romanos Luigi Vanvitelli y Nicola Salvi entre 1742 y 1747.
Foto vía Wikimapia