Descendiendo por la rua dos Conces, caminando por antiguos cines y restaurantes económicos, paralela a la avenia da Liberdade, está la rúa das Portas de Santo Antao, que es peatonal a la derecha y con tráfico a la izquierda. Antiguamente desde aquí se salía de Lisboa.
El edificio más importante es el Coliseu dos Recreios que, sentimentalmente, sustituyó al circo Price. Los amantes de la música tienen que saber que aquí dirigió Igo Stravinski y ha cantado muchas veces sus inmortales fados Amalia Rodrigues. Tiene un aforo de 7.000 espectadores y se inauguró el 14 de agosto de 1890.
Sus dimensiones son tan inusualmente amplias para cuando se construyó, que incluso se han celebrado corridas de toros en su interior. Tiene una cúpula de hierro y cristal de 25 metros de diámetro. La fachada es del italiano Cesar Janza.
Cerca hay un templo que guarda su belleza en el interior, la iglesia de Sao Luis dos Franceses. Se construyó en 1572 y el terremoto dejó apenas un recuerdo de lo que fue. El rey de Francia envió dinero para levantarla y, como un recuerdo de su ayuda, hay innumerables flores de lis. Tres en el escudo del frontal, sostenidas por dos ángeles, y más en el interior realizadas en mármol de Carrara.
Cerca de la iglesia, la Casa del Alentejo, una simpática casa árabe donde podrá comer bien. El Ateneo Comercial está un poco más adelante. Este tuvo gran actividad literaria en otros tiempos y el actor Marcello Mastroianni rodó aquí algunas escenas de la genial película «Sostiene Pereira».
A la izquierdda, cuentan que el poeta Camoes estuvo preso en el Patio do Tronco. Al final de la rua das Portas de Santo Antao hay una iglesia: la de Sao José dos Carpinteiros. En este lugar había huertas y el gremio de carpinteros ocupaba la zona. Fue reconstruida después del terremoto y en la portada, detrás de una verja de hierro, puede verse al esposo de la Virgen con una vara florida de azucenas.
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