Un calle sin nombre parece muy raro, pues en Lisboa no solo hay una, sino dos calles sin nombre alguno. Así, la urbanización Nova Amoreiras tiene lugar tal peculiaridad: las dos calles que la delimitan no tienen nombre y sus habitantes padecen las consecuencias cuando deben dar el nombre de la calle donde viven por cualquier circunstancia.
Encima, la situación no es nueva pues ya llevan tres años soportando una situación tan surrealista. Encima, sólo hace poco les instalaron alumbrado público en sus calles.
Además, no se trata de un enclave periférico de la capital lusa, toda vez que el conjunto de viviendas se sitúa en Quinta do Mineiro, en pleno triángulo compuesto por el Acueducto das Aguas Livres, la Casa-Museo Fernando Pessoa y el Centro Comercial Amoreiras, más o menos cerca del Largo do Rato.