Un calle sin nombre parece muy raro, pues en Lisboa no solo hay una, sino dos calles sin nombre alguno. Así, la urbanización Nova Amoreiras tiene lugar tal peculiaridad: las dos calles que la delimitan no tienen nombre y sus habitantes padecen las consecuencias cuando deben dar el nombre de la calle donde viven por cualquier circunstancia.
Encima, la situación no es nueva pues ya llevan tres años soportando una situación tan surrealista. Encima, sólo hace poco les instalaron alumbrado público en sus calles.
Además, no se trata de un enclave periférico de la capital lusa, toda vez que el conjunto de viviendas se sitúa en Quinta do Mineiro, en pleno triángulo compuesto por el Acueducto das Aguas Livres, la Casa-Museo Fernando Pessoa y el Centro Comercial Amoreiras, más o menos cerca del Largo do Rato.
Por otro lado, la página web del Ayuntamiento de Lisboa se ha hecho eco de esta circunstancia y ha señalizado las dos vías en el mapa con las singlares palabras «calle sin nombre». Así, el colectivo de habitantes del barrio se ha dirigido a las autoridades municipales varias veces para solicitar que se arregle tal desatino.
Sin embargo, la solución no llega y los días pasan. La máquina burocrática ha argumentado que su prioridad se ha basado en suministrar al barrio el alumbrado público, no en dar un nombre a estas dos calles. Todo ello ante el enfado vecinal.
Encima, los vecinoes sólo disponen de una manera de recibir correo: poner en las cartas la dirección Rua Atilharia, entre los números 71 y 77, que corresponden a un edificio inexistente hoy en día, si bien al menos les reparten las misivas en el buzón exterior, aún en pie.
Por último, os pisos de estas dos curiosas calles se levantan donde antes figuraba el Colegio Marista, cuyo único acceso se hace por el hueco que solía ocupar el citado bloque de Rua Artilhari.
Foto vía Skyscrapercity