Inspirado en la curiosa historia de un peregrino gallego que iba a Santiago de Compostela, el famoso «Gallo de Barcelos» es actualmente uno de los principales símbolos de Portugal e imagen de marca que está presente en todas las tiendas de regalos de la capital como el resto del país europeo.
La leyenda del Gallo de Barcelos narra la historia de un peregrino gallego que partió la ciudad Portuguesa de Barcelos camino de Santiago de Compostela, y que fue acusado de haber robado dinero a un terrateniente, y tras el juicio fue condenado a morir ahorcado. Como última voluntad, pidió ver al juez, que se estaba comiendo un pollo (un gallo) asado. El peregrino le comentó que, como prueba de su inocencia, el gallo se levantaría en ese momento y se pondría a cantar. El juez no hizo caso a estas palabras.
No obstante, justo cuando el preso estaba siendo ahorcado, el gallo se levantó y empezó a cantar. El juez al ver su error, corrió hacia la horca y vio que afortunadamente el gallego había salvado su vida por un nudo mal hecho.
La leyenda termina señalando que el peregrino volvió después de varios año con el fin de esculpir el crucero del Señor del Gallo que hoy en día se puede ver en el Museo Arqueológico de Barcelos.
La figura del gallo fue ganando adeptos en Potgual sobre todo en el sector rural. De este modo, el dictador Antonio Oliveira Salazar decidió potenciar esta figura. Entonces, en la década de 1930, el gallo empezó a ser el icono de Porgugal en varios ferias de carácter internacional.
El Gallo de Barcelos se encuentra en los escaparates de todas las tiendas de «souvenirs» de las principales ciudades del país. Se pueden comprar de todos los colores y tamaños, y no sólo en forma de figura de los más variados materiales, sino también es la imagen de paños de cocina, toallas o llaveros.