Los famosos tranvías y ascensores de Lisboa conducen a sus pasajeros por las laderas y colinas de la capital lusa , provocando una sensación de ‘viaje en el tiempo’. Se tratan de todo un símbolo de Lisboa.
Estos vehículos conservan la estructura y estética original desde el siglo XVIII. Se encuentran repartidos por las zonas históricas de capitals lusa y recorren lentamente su trayecto con el fin de que s viajeros puedan disfrutar de las vistas lisboetas.
Las perlas de la colección están a salvo en la colección del Museo de Carris, la empresa que dirige el transporte público de Lisboa. Hay más de 70 vehículos y equipamientos, entre los que se incluyen tres ascensores (Glória, Bica e Lavra), un elevador (el de Santa Justa) y ocho líneas de tranvías, de las que tres solo son turísticas.
Con más de 130 años de actividad, el Ascensor da Glória es el más antiguo de Lisboa. Se ubica la Calçada da Glória, una subida que une la Plaza de los Restauradores con el Bairro Alto. Su recorrido es todo un expositor del arte urbano de Lisboa.
Durant os fines de semana, la Plaza da Figueira y la Plaza do Martin Moniz son los principales puntos de salida para los visitantes que quieren montar en un típico tranvía.
Suelen apostar por los llamativos tranvías amarillos de Carris pues logran penetrar por las laderas empinadas, estrechas y sinuosas de las colinas de Lisboa mejor que cualquier otro tipo de transporte. La mayoría de los viajeros son turistas que llevan un buen rato esperando en las largas colas.
El tranvía número 12 discurre por la colina del Castillo, pasando por los bellos barrios de la Mouraria y Alfama, el histórico mirador de Santa Luzia o la Catedral, como puntos más destacados del trayecto.
Por otro lado, el monumental Elevador de Santa Justa, clasificado como Monumento Nacional desde el ao 2002, con su preciosa estructura de hierro fundido, es el único totamente vertical, que no usa vehículos eléctricos y que ofrece a los visitantes una de las principales vistas aéreas de la capital portuguesa.
Aunque cada vez gustan a más turistas, los tranvías y los ascensores pierden usuarios entre los propios lisboetas, pues están hartos de las largas esperas y las aglomeraciones que provocan. No obstante, todavía se usan entre semana para acceder a determinadas zonas altas de Lisboa a las cuales no llega ni el Metro ni los autobuses.