Desde el siglo XVI, Intendente fue un distrito de paso, de conexión entre las huertas, fábricas y granjas de las afueras de Lisboa y los mercados, mercerías y almacenes que abastecían las necesidades intramuros.
La progresiva integración en Lisboa provocó que sus edificios se modernizasen y que la vida capitalina se ampliase. En 1966 se inauguró la estación de metro de Intendente y en 1982 finalizaron los trabajos de revestimiento azulejar de Maria Keil que todavía cubren las paredes de la estación.
Después, el barrio empezó a acumular signos de marginalidad: prostitución, droga, delincuencia, desempleo… Se dice que la policía tenía miedo de entrar en ciertas zonas y, ante la indefensión de los vecinos, hay quien especuló con la creación de milicias populares. Aconsejados por turoperadores y taxistas, los turistas pasaban de largo al caer la noche. Pero todo ello, ha cambiado ahora y el barrio se puede visitar y fijarse en los siguientes lugares.